Estamos en una realidad de espacio y tiempo, espacio como lo físico mismo y tiempo como el movimiento de momento a momento, donde surgen procesos o ciclos de principio y fin, ya que así ha sido creado. Coloquemos diferentes denotaciones de espacio; el espacio puede ser un momento, lugar dado, un evento o situación, en ello se dan ciertas acciones y coacciones. Nosotros particularmente en nuestra relación a la mente, tenemos una relación en la mente con el espacio, con cada momento, lugar, evento o situación. De la misma manera con el tiempo – a través de las memorias creamos la ilusión de tiempo, en donde creamos toda una experiencia respecto a qué estamos aplicando o haciendo aquí, por ejemplo, la escuela - crearíamos una experiencia de aburrimiento, de querer irnos, por querer hacer otra cosa, otra aplicación. O querer estar con nuestra pareja, que sea viernes para salir de fiesta, entre otros, donde entonces creamos una relación a la vez con la aplicación actual de conflicto o reactiva, sólo porque nuestro foco no está en realidad en qué estamos haciendo aquí, la tarea, sino en aquello a lo cual queremos ir, estar en tal espacio pero debido a que actualmente no es posible, debido a que tiene que pasar ‘cierto tiempo’ para ello, para llegar a ese momento, o para encargarse u ocuparse de ese momento, no nos es posible aplicarnos como aquello que queremos aplicar en este momento – sólo resta esperar.
Esperar
significa cuando sea el momento para aplicarme, ya que actualmente no puedo
aplicarme, por eso espero, espero a aplicarme. La espera de quietud, de
permanecer en espera del momento, como creando toda una participación mental
donde contamos los días, nos ponemos ansiosos y demás, ese tipo de espera no es
realmente de apoyo, está siendo energizada. La espera mental básicamente es de
conflicto y fricción, es de pensar y no centrarse en qué es requerido aplicar y
hacer aquí, lo cual es la personalidad que ahora caminaré. El personaje
pre-ocupado.
Así que, en
esencia, el personaje pre-ocupado, en mis estudios, deliberadamente
participaría en mis pensamientos para ver qué es todavía aquello que no ha sido
solucionado, arreglado o vivido, en donde simplemente comenzaría a darle más
valor a aquello que ni siquiera es requerido centrarse o aplicar, es decir, que
no tengo posibilidad de aplicar todavía o que no es el momento para ello –
donde interrumpiría mi actividad de mi agenda sólo para ir hacia ese punto de
hacer algo y entonces a la vez funciona para postergar.
Ok, por
ahora introduciré la dimensión de miedo:
-Miedo a que
se me acabe el tiempo para hacer algo.
-Miedo a olvidarme
de hacer algo.
-Miedo a
perder la oportunidad de hacer algo.
En el
próximo post caminaré la dimensión de miedo de este personaje pre-ocupado por
hacer algo.
Gracias :)
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